lunes, 6 de diciembre de 2010

Atajos

Por ahí leí que en la vida muchas veces los atajos no son buenos. Y se desprendieron como en cascada situaciones que he vivido y que he conocido de primera mano de gente que me rodea e incluso casos de gente pública.
Pero que es un atajo? Su definición nos dice que es una senda que abrevia el camino y desde su lectura ese concepto suena atractivo. Aunque muchas veces esa búsqueda de la brevedad nos acarrea efectos nocivos. Y para hacerlo más claro, daré los que considero algunos ejemplos.
En la vida hay procesos, que es muy difícil acortar. La educación es uno de ellos. Un excelente cirujano no se forja en 2 o 3 años, es su dedicación a la teoría y la práctica lo que le da ese valor. Un profesor o un investigador, no se hacen en algunos semestres de escuela, son las miles de horas de lectura y experimentación, de búsqueda de información, lo que finalmente florecerá en una exitosa carrera.
De igual forma, una carrera profesional –de lo que usted guste y mande- no se culmina en 3 o 4 años, son las experiencias, las adversidades, las desveladas e incluso algunas malas decisiones tomadas las que amalgaman a un exitoso empleado o gerente. Eso no se puede acortar.
Un capital económico familiar, que permite incluso vacacionar 2 veces por año, pagar buenas escuelas, tener casa propia, vestir bien y comer en buenos lugares, si es un capital digno y honesto, tampoco tiene atajos. Sera producto del esfuerzo el talento propios. Las herencias estimados lectores son circunstanciales, no son parte de lo que nos ocupa en esta reflexión.
Por eso, el que busca atajos, regularmente sale lastimado, no físicamente, pero si en donde duele más. En la autoestima, en su imagen ante su familia, su entorno social y profesional. Y esas heridas dejan cicatrices de por vida.
Imaginemos un gerente de ventas, a quien le han impuesto cuotas altísimas. Si no se dedica a hacer un buen equipo de colaboradores, a capacitarlos, a supervisarlos, a ser proactivo, a estudiar a la competencia, a hacer estrategias de ventas, a optimizar su distribución y sus recursos. Los resultados solos no se darán y entonces para llegar al número solicitado por sus jefes, buscara el atajo y tendrá que hacer más descuentos, regalar más producto o dar más crédito. Lo que finalmente ocasionara quebranto para la empresa y tarde o temprano quedara exhibido. No quiso pasar un proceso, busco un camino corto y fracaso.
El ejemplo anterior aplica, con sus variantes operativas a muchos casos de la vida. Siempre hay quien quiere ser ingeniero o abogado y compra un título en Santo Domingo. Siempre hay quien busca colarse en la fila de un trámite para salir más rápido. Siempre hay quien busca ganar el dinero que equivaldría a 10 años de su sueldo en una mordida o vendiendo información confidencial. Siempre hay quien corre un maratón y busca cortar 20 kilómetros y hacer un tiempazo. De que los hay, los hay, y el problema es que esa gente hace mucho daño, lo más triste es que no se dan cuenta y caen en un error aun peor, la auto justificación.
Hace unas semanas un par de jóvenes en su camioneta buscaron un atajo para regresar a su ciudad con mercancías para su negocio, ya que los caminos en el estado de Veracruz estaban colapsados por las lluvias y por su misma condición de jóvenes querían llegar rápido. Ese atajo que pretendieron encontrar los llevo a la muerte, porque transitaron por una carretera fracturada. No quisieron pasar un proceso que era el llegar por un camino seguro y el resultado fue que nunca llegaron.
En esta vida, no hay que llegar primero, hay que saber llegar, y hay que tomarle sabor y gusto al proceso, si lo logramos, habremos triunfado.

Sígueme en Twitter con comentarios y uno que otro “chascarrillo” @Cordobes_01

1 comentario:

  1. Paisano, gracias por llevarnos a esta reflexión.
    Coincido y difiero. Coincido en que hay procesos en la vida dificiles de acortar, pero difiero en la mención del investigador y el docente, quienes con 2 ingredietes (vocación y responsabilidad) sacan adelante una tarea encomendada.
    Me agrada la forma sutil y directa de resaltar la importancia de la honestidad personal y profesional, dejando ver que la cosecha de valores a disminuido porque en la sociedad se han sembrado mas los antivalores por medio de atajos que terminan empobreciendo a quienes los toman.
    Me agrada tu frase de cierre "... hay que tomarle sabor y gusto al proceso, si lo logramos, habremos triunfado".
    Victor Fernando Silva

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